Las gambas duende son invertebrados crustáceos branquiópodos anostráceos. Llevo ya unos años observándolas, fotografiándolas y estudiándolas. Me siguen pareciendo unos animales sorprendentes que me proporcionan muchos momentos de felicidad. Y, como parte de ese sentimiento, no siempre fácil de encontrar o identificar, se me van planteando interrogantes que convierto en retos.
Así, ya son varias las ocasiones en las que he visto ejemplares de "Chirocephalus diaphanus", es decir, nuestra gamba duende más abundante y menos exigente en cuanto a requerimientos ambientales del hábitat, con una coloración verdosa. A simple vista -dado su pequeño tamaño, en torno a los dos centímetros y poco más, ya en estado adulto-parece que se trata de otra especie. Una vez observada y fotografiada, cuando se puede, nos damos cuenta de que es la misma que vimos, por ejemplo, hace un mes, en el mismo lugar, sin que nada haya cambiado, aparentemente. Me estoy refiriendo al aspecto del agua y del entorno.
Lo cierto es que una vez fotografiadas se ve que no es que ahora presenten otra coloración sino que las extremidades o apéndices que parten del tórax presentan ese nuevo aspecto. Pero, ampliando las imágenes vemos que tiene el aspecto verdoso de las algas filamentosas de nuestros ríos y lagunas.
Tras volver al extraordinario libro de Fauna Ibérica del CSIC, concretamente el volumen 7 de de Miguel Ángel Alonso, leo que esa coloración verde se debe a epibiontes de tres posibles tipos de algas.
Los epibiontes son esos seres vivos que viven sobre otros seres pero sin alimentarse de ellos, en cuyo caso sería parasitismo. Tampoco son relaciones de mutualismo, es decir, no se benefician ambos seres de esa relación.
De manera que lo que vemos en esta fotografía son gambas duende, muy probablemente "Chirocephalus diaphanus", con epibiontes de algas de aguas efímeras, en un charco, en Piedrabuena, Ciudad Real.
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