martes, 25 de julio de 2023

Elecciones generales de 23 de julio de 2023, ¿unas elecciones generales fallidas?

 La convocatoria de las elecciones generales hecha por el presidente de gobierno Pedro Sánchez Pérez-Castejón al día siguiente de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023 me pareció una especie de huida hacia adelante, una estratagema para evitar las críticas que con seguridad se producirían, dados los resultados muy poco satisfactorios para el PSOE. El tono utilizado, la agresividad, de alguna manera, y el efecto sorpresa parecían indicar que se trataba de la forma en la que encararía ese nuevo período el presidente. Y así, fuimos viviendo, sorprendentemente para mí, diferentes capítulos de la misma obra de teatro. Una de las propuestas, fuera de toda lógica, del presidente del gobierno de España, en funciones, era la de mantener siete debates con el candidato del principal partido de la oposición, el PP. 

Quedó claro enseguida que el golpe de efecto había conseguido pillar totalmente desprevenidos a sus compañeros y compañeras de coalición. Y así, sin tiempo para reaccionar, dejó fuera a lo que inicialmente fue Podemos y después Juntas Podemos. Pero también se materializó la exclusión de su ministra Irene Montero, que tantos problemas le había generado. La responsabilidad no recaía en él ni en su partido sino en la nueva formación, Sumar. ¿Jugada maestra o golpe bajo?

En el período desde la convocatoria hasta las elecciones su forma de afrontar la situación ha sido verdaderamente llamativo. De no hablar con determinados medios de comunicación en cuatro años, de pronto, acude voluntariosamente, para explicar lo bien que lo ha hecho, lo mal que lo hace la oposición y lo peligrosísimo que es que puedan llegar al gobierno sus adversarios.

Ante las polémicas estériles sobre los debates, sobre si siete o uno o dos, sobre si a tres, a cuatro o a siete yo pensé que lo verdaderamente importante era el programa electoral y las listas que se presentaban. Pero sobre programas se ha hablado muy, muy poco. Se ha recurrido, por los cuatro partidos que se presentaban en todo el territorio nacional, a centrar todo este proceso que debería ser, sobre todo, didáctico y creíble, a una simple utilización de la figura de la persona que encabezaba las listas. Personalismo atroz y extemporáneo, empobrecimiento de una campaña ya de por sí anémica por los ataques y los maximalismos de unos y otros. Fotos y lemas, adelante, atrás, a la derecha, a la izquierda, ahora, ayer, mañana...Con el debido respeto, lamentable y vacuo espectáculo.

Por cierto, la fecha de la convocatoria no parecía ni medianamente adecuada, en pleno verano y período vacacional por lo que, como suele ocurrir, los agoreros lanzaron sus profecías, equivocándose. Y es que la participación ha sido más elevada de lo que venía siendo habitual.

Pero, a pesar de todas las dificultades, llegó el día después, veinticuatro de julio de 2023, lunes. Ya están los resultados disponibles y una gran cantidad de análisis, reflexiones, comentarios, artículos, editoriales, viñetas y opiniones. Pero hay un problema y es que todo parece indicar que la situación es complicada, con visos de estancamiento y de una posible repetición de las elecciones. Por si fuera poco se dice que ahora "la llave" la tiene Puigdemont, es decir, un huido de la Justicia, sociológicamente conservador o, dicho de otro modo, de derechas. Desde luego no es cierto ya que no se ha presentado a las elecciones aunque pueda ejercer la dirección de su grupo político, Junts per Catalunya, que cuenta con siete diputados. Y en parecida situación escuchamos a Aitor Esteban Bravo, del Partido Nacionalista Vasco, diciendo eso de que, incluso habiendo obtenido peores resultados que en los anteriores comicios, cinco escaños, salen ganando porque se pueden convertir en "el tornillito del abanico". Los demás representantes de los partidos nacionalistas, independentistas o soberanistas (es curioso porque parece ser que soberanistas somos todos y todas) manifiestan que su apoyo no saldrá gratis y, entre otras peticiones, se encuentra la de la convocatoria de un referéndum vinculante y la independencia.

En otro nivel escuchamos las críticas de Pablo Iglesias y Ione Belarra, cuestionando la labor de Yolanda Díaz y su Sumar, que ha perdido setecientos mil votos. Alberto Núñez Feijóo, candidato a presidente de gobierno, argumenta que al haber sido el más votado le corresponde ese supuesto derecho, olvidando lo ocurrido en otros escenarios muy recientes como Extremadura, donde la lista más votada, la del PSOE, no gobierna. Además, dice haber iniciado contactos con los grupos políticos que le podrían apoyar, a pesar de saber que se trata de un callejón sin salida, como se demuestra al cabo de unas horas.

Y, en esas estamos, ante los resultados muy igualados de unas elecciones generales atípicas que tienen ciertos visos de ser fallidas.



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