Hace unos días Conce Sepúlveda, muy buen conocedor del campo y de otros aspectos de Villarrubia de los Ojos y sus alrededores, me comentó que venía observando un fenómeno curioso relacionado con la alimentación de los abejarucos comunes (Merops apiaster). Conce se dio cuenta de que al fotografiar los abejarucos que -tras cazar sus presas, volvían a cebar sus crías- la mayoría llevaban cigarras en sus picos. Hoy hemos estado viéndolos y fotografiándolos, a mucha distancia por cierto, y en un posadero muy elevado y lejano de sus nidos. Efectivamente, la proporción de cigarras es muy alta.
El paraje se encuentra muy cercano al río Gigüela, en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real. En las fotografías que hemos hecho hoy prácticamente todas sus presas eran cigarras (Cidadidae) y además se percibía alguna libélula. Llama la atención esa abundancia de cigarras que, salvo por los potentes cantos y por el esporádico hallazgo de la exuvia (la muda, cuando completa su metamorfosis), son difíciles de localizar.
Dibujo de julio de 1991, FZS.
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