miércoles, 22 de abril de 2020

En el 50 aniversario del Día de la Tierra, confinados por un virus.

Hoy es 22 de abril de 2020, miércoles. En muchos países del mundo se celebra el Día de la Tierra. Esta jornada de movilizaciones, de actividades de todo tipo y de reflexión, se empezó a celebrar en Estados Unidos en 1970. 
En 1990 me llegó, como cada semana, la revista "Time" a mi domicilio. Mi alegría fue inmensa. La portada de esa revista, de tirada mundial, estaba dedicada a esa celebración. No era por falta de noticias de gran repercusión internacional. Lo cierto es que en la fotografía aparecía una niña,y detrás, una pancarta que pedía una moratoria de la energía geotermal. Ya en la página 7 se encontraba un anuncio publicitario, precioso e impactante, de WWF. Se tratata de un sencillo dibujo de una araña, en blanco y negro, y un breve texto. Decía, con traducción mía:

"Un espacio no mayor que este anuncio (de 24,4 x 5´5 cms, el equivalente a un tercio de página, tamaño DinA4, aprox), del suelo de la selva tropical puede albergar especies de insectos, semillas, hierbas y plantas capaces de enriquecer abundantemente el conocimiento médico del ser humano. Pero sin tu ayuda nunca será posible. Porque van a morir".

Después aparecían unas líneas y la dirección de contacto de la Asociación, en Suiza. Y ya, en las páginas desde 24 a la 43, había diferentes artículos dedicados a este tema tan importante. 
El inicio del primer artículo era una cita del gran escritor, poeta y activista ambiental mexicano Homero Aridjis, que decía: "La lucha es por la Tierra". El artículo, de Marguerite Johnson, se titula "Battle To Save The Planet", (Batalla para salvar el Planeta).
Y el inicio, hoy, 30 años después, me sigue conmoviendo y preocupando:

"Día de la Tierra de 1990. Desde la Calle Mayor, en Estados Unidos a algunos puntos remotos de África y Asia, a la cima del monte Everest, la aldea global parará como tributo esta semana a su patrimonio común, La Madre Tierra. Escolares en El Cairo, Copenhague, Río de Janeiro, y otras incontables ciudades quitarán tiempo a sus estudios para plantar árboles. Celebridades como Paul McCartney, John Denver y Bette Midler actuarán a favor del entorno. Una cadena humana de 542 millas de larga (872 kms) se formará  a lo largo del río francés Loira, para llamar la atención sobre sus problemáticas aguas..." (Traducción mía, FZS, 2020)

Decía que, después de estos tres decenios, esta revista, guardada en sitio preminente, me sigue emocionando y doliendo. 
Por un lado, siento que siempre estuve ahí, intentándolo, haciendo lo que podía, para conseguir un Planeta mejor. Por otro, considero que esta fiesta no ha cuajado en España como en el resto de países. Me parece que no ha llegado nunca a tener el seguimiento que le corresponde. Educativamente, tampoco -desde mi modesto puesto de trabajo- ha llegado muy lejos. Y, lo peor de todo, aunque cientos de leyes, de instituciones, de empresas, de grupos de todo tipo se emplean muy a fondo, la tarea pendiente sigue siendo ingente. Los atentados, los despropósitos las aberraciones ambientales y humanas siguen floreciendo por doquier.  Hay autores y autoras muy serios y con fundamentación científica impecable que señalan precisamente a nuestras devastadoras acciones lo que está ocurriendo con la pandemia del coronavirus. 
Sin embargo, me quedo, me quiero quedar hoy, siquiera hoy, con la imagen de la portada de la revista "Time". Un mensaje de esperanza, de ilusión, de confianza en las generaciones que han de gestionar nuestro mundo. 
Pienso en el charco que vengo estudiando ya bastante tiempo. Ahora mismo debe ser un hervidero de vida. Me vienen a la mente miles de imágenes de una vida que explota por doquier. Bajo a mi patio y veo flores, escucho el leve griterío de las crías de golondrinas comunes en su nido y pienso en el futuro, con el sueño de que podamos hacerlo mucho mejor con nuestro Planeta y con nuestras hermanas y hermanos, entre las que también están las piedras, el agua, las nubes, las hormigas, los árboles y las golondrinas, que cruzan medio mundo cada año, sin conocer fronteras más allá del frío y del calor.
Y para terminar, hoy he hecho un vídeo con una lectura de un caligrama precioso del artista estadounidense John Miller. Curiosamente, lo saqué de un libro, hace también casi 30 años, coordinado por Homero Aridjis.







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