jueves, 23 de abril de 2020

Mi cuaderno del coronavirus, 7. Un vicepresidente de gobierno dirigiéndose a chicos y chicas.

Hoy he visto unos fragmentos de una comparecencia pública de uno de los vicepresidentes de España, Pablo Iglesias Turrión, en la que se dirigía a los chicos y chicas de España. Me parece totalmente inapropiado. Se trata de menores de edad y, a mi juicio, incluso el Defensor del Menor, el Defensor del Pueblo y las instancias judiciales deberían intervenir y, como mínimo, darle un toque de atención. 
Lo ideal, sería que quedara claro, escrito y sabido, por todo el mundo, que los políticos y gobernantes no pueden ni deben dirigirse a los menores de edad. 
Me ha parecido una torpeza de las mayores que llevo vistas desde que empezó el estado de alarma por el coronavirus, creo recordar, el 14 de marzo de 2020.

Por otra parte, cada vez que pienso en esa peculiar idea de que la oposición, como estamos ante una pandemina mundial, debe estarse calladita, sentadita, y asintiendo a todo, me estremezco. Y lo que más me sorprende es que lo dicen, lo repiten y lo remachan desde la llamada izquierda, desde el supuesto progresismo, desde la defensa a ultranza de la Libertad de Expresión... Me enseñaron una viñeta que hacía alusión a esta cuestión en la que aparecían las prioridades de varios países, y eran acabar con el coronavirus, mientras que en España era acabar con el gobierno. Se quedó calvo el autor y, sobre todo, demostró que no lee ni un periódico extranjero ni escucha más noticias que las de su partido. Donde hay menos críticas, y las hay, es en los regímenes dictatoriales. Allí sí es "¡todos a una!" y "¡silencio!".
Y si escucho unos segundos al ministro de Justicia hablar de la necesidad de perseguir los bulos siento pánico. ¿Dónde vamos a llegar? ¿Podemos imaginar que estemos en nuestra casa y nos visite, por ejemplo, la Guardia Civil, la Policía Judicial o cualquier otro cuerpo de seguridad, por opinar en un blog o escribir un artículo? ¿Y si nos llega una citación a un juzgado por las mismas razones? ¿Quién marca la diferencia entre lo que es un bulo y lo que no? ¿Los mismos políticos o alguna pareja de guardias civiles de Tráfico, como pasó hace un mes en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, saltándose la ley?

Los políticos tiene "inmunidad parlamentaria", pueden decir lo que quieran, generalmente tópicos, verdades a medias, osea, mentiras, interpretaciones de lo más personales, de partido, de facción, de camarilla, de intereses determinados ¿y nosotros y nosotras, la llamada ciudadanía, no podemos decir lo mismo? ¿Habrá que guardar periódicos y grabar discursos y proclamas de las largas y cargadas quincenas electorales para demostrar lo que todas y todos sabemos? Como los pimientos de Padrón, unos sí y otros, no...¡Vaya Democracia!
En fin, yo creo que se está perdiendo el rumbo. Que un vicepresidente no se puede dirigir de ninguna manera a los menores de edad para pedirles disculpas ni para justificar tal o cual medida. Pedir perdón, reconocer errores, me parece genial, pero hay que saber a quién se dirigen esas palabras. 

Por otra parte ¿qué habría pasado si lo hubieran hecho dirigentes de otras opciones políticas? Y, si a esta pregunta se pudiera contestar que ya lo han hecho, aplíquese toda mi crítica anterior, con la misma fuerza y rigor.

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