martes, 14 de junio de 2022

La celebración de platino de la reina de Inglaterra y aquellos tiempos duros y ocultados de Kenia.

 Hace unos días tuve la suerte de poder leer un artículo del periodista y humorista gráfico keniano Patrick Gathara. Me quedé sorprendido y me trajo a la mente algunos datos que hacía mucho tiempo que no recordaba y que, de alguna manera, me han servido, a lo largo de buena parte de mi vida, para alimentar y reforzar mi sentido crítico y mi desconfianza hacia todo lo oficial y hasta lo llamado políticamente correcto, aproximándome a lo herético. Más adelante entraré en detalles.

Y es que el 4 de junio de 2022, en el diario virtual de Aljazeera apareció un artículo de este escritor africano en el que, de alguna manera, redimensiona y encuadra el estrellazgo mediático del aniversario de la reina de Inglaterra.  Se pregunta el autor, con toda razón, cómo es posible que se haya olvidado una trayectoria verdaderamente oscura en diferentes episodios históricos de este largo reinado y que se haya prestado tantísima atención a detalles tan insignificantes como las reacciones de un niño de la familia real de cuatro años. Así, nos emplaza Gathara all inicio del reinado, allá por febrero de 1952, cuando la entonces princesa y su esposo se enteraron de la muerte del rey. Estaban en Kenia pero en momentos especialmente difíciles, con el Ejército de la Tierra y la Libertad de Kenia y la llamada rebelión Mau Mau.

Se pregunta el autor si se ha prestado atención a las vivencias de millones de personas, como su padre, -que por aquel entonces contaba la misma edad que el príncipe Luis- ya que debía poner caras de más asombro cuando veía pasar, durante 20 meses, los aviones de la RAF, que lanzaron  seis millones de bombas. En ese período había campos de concentración con un millón y medio de habitantes de Kenia que pedían tierra y libertad.

Ya en 2013 el gobierno británico tuvo que reconocer, tras el proceso seguido por la denuncia de varios ancianos kenianos, que habían destruido y escondido más de un millón de documentos del período colonial. Esos documentos restantes todavía no han sido devueltos a sus verdaderos propietarios. 

Para este periodista el Jubileo de Platino es una llamada al olvido colectivo del pasado y de la violencia y miseria ... nos dice en traducción libre.

Como decía al inicio, la Historia y la información cotidiana deberían ser una especie de vasos comunicantes e independientemente de la actitud personal o grupal, los discursos y las llamadas informaciones deberían pasar por el importante remojo de ese líquido no siempre agradable de la realidad.

Pero lo cierto es que ni nuestro sistema educativo formal ni los llamados medios de comunicación de masas están por la labor. Yo ya creo haber expresado  mi malestar frente a ambos también en todo lo concerniente a la Historia. 

Siendo medianamente crítico y sin tomar posturas más extremas, se trata de filtrar, dulcificar y simplificar, siempre a favor de una posición muy concreta, lo que en realidad ha sido el pasado. Y esa simplificación apabullante y extraordinariamente mayoritaria y vergonzosa se observa fácilmente en los discursos sobre la II Guerra Mundial. Leyendo a Vandana Shiva, por ejemplo, hace más de una década, descubrí el aterrador dato de los muertos asiáticos, fundamentalmente indios, por las intervenciones militares británicas durante la contienda. No, no eran bombas atómicas ni armas de destrucción masiva: era mucho más sencillo, la alimentación de los soldados. Había que requisar los alimentos dejando que la gente muriera de hambre. 

En fin, la Historia no puede ser un relato idealizado de buenos y malísimos. Y los grandes eventos como esta celebración necesitan un tratamiento diferente, en el que el vinagre de la realidad hiriente no se evite por completo.

Gracias a Aljazeera y a Patrick Gathara por ofrecernos estos folios de verdad ocultada.


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