Hoy, 22 de septiembre de 2024, domingo, ha comenzado el otoño. Entre antes de ayer, 20, y hoy, a la 1 del medio día, una mantis africana (Sphodromantis viridis) -una hembra- ha depositado su ooteca en el interior de mi vivienda. Estaba en la parte externa de una mosquitera que da a la cocina de mi casa. Me ha sorprendido porque si hace unos meses localicé unas siete u ocho ootecas en el patio ahora veo que ya han comenzado las puestas y se van adentrando por los vericuetos de la construcción.
La semana pasada fue en Ciudad Real dónde localicé otra, también en el casco urbano. Tengo la sensación de que ahora hay más mantis africanas que mantis religiosas en el interior de los cascos urbanos pero no puedo afirmarlo categóricamente.
Lo cierto es que ya hay otras mantis alóctonas que están observándose en Portugal, por ejemplo. Resulta descorazonador porque, según he leído, no se trataría de un fenómeno natural sino de los efectos de la cría en cautividad de estos invertebrados, que terminan por escaparse o, casi peor, son liberados por sus criadores, contraviniendo la legislación y, también, los más elementales principios de conservación y respeto por la Naturaleza.
En mi caso las fotografías las utilizo para subirlas a la plataforma de Ciencia Ciudadana observation y con fines educativos y divulgativos.
Por cierto sé que es una hembra por su tamaño, mayor que el del macho, por su abultado abdomen y porque este tiene solamente seis segmentos, como se aprecia en la fotografía.
Ni que decir tiene que es un insecto totalmente inofensivo para los seres humanos.
Y tengo claro que ha tenido que producirse la formación de la ooteca porque el día 20, a medio día, estuve haciéndole fotos a una pequeña larva de un insecto desconocido para mí verdaderamente sorprendente que, finalmente, no pude ver nada más que por debajo.
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