miércoles, 26 de agosto de 2020

Donde la realidad te lleva, 5: Otra actuación más que discutible de dos guardias civiles en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real.

 Como ya he dicho en entradas anteriores, a veces, la realidad te sorprende y te lleva a posiciones, opciones y opiniones que te hubieran parecido impensables hace poco tiempo.  Y es que, si se parte del respeto a la división de poderes y a las autoridades, lo normal es conceder, como mínimo, el beneficio de la duda ante sus actuaciones. Pero si, como es el caso, eres el sujeto de la arbitrariedad, de la subjetividad, de la ineficacia y la ineptitud e improcedencia de dos guardias civiles parece lógico que dónde había defensa nuestra actitud se torne en duda muy poderosa y en crítica concreta.

Así, si se le pide la intervención a dos guardias civiles de servicio en un cuartel (un cabo y un guardia) porque un vecino está instalando postes de hierro, tochos y alambres dentro de tu propiedad y te dicen que no pueden hacer nada y que te dirijas a la policía municipal, te quedas más que perplejo. Pero mucho menos que cuando acudí al cuerpo de guardia de la Policía Municipal para pedirles su asistencia, ante la negativa de los dos guardias civiles y estos te dicen que les extraña porque su ámbito de actuación se circunscribe al casco urbano, quedando en manos de la Guardia Civil el resto del término municipal.

Pero, cinco días más tarde, concretamente el 29 de julio de 2020, cuando estás procediendo al vallado de esa finca y tu vecino te lo está impidiendo, incluso amenazándote de muerte con un tractor abalanzándose contra ti, entonces sí aparece la pareja de guardias civiles en ese lugar al que no pudieron acudir hace unos días.

Curiosamente, uno de los guardias civiles que ahora se personaban, estuvo presente en el cuartel cuando solicité su ayuda y protección. Era el cabo, a quién le recordé la contradicción y la diferencia de criterio en tan pocos días, guardando silencio.

Pero lo grave, siendo lo relatado ya suficientemente expresivo de la improcedencia de estos guardias civiles, vino después. Y es que, una vez relatado lo ocurrido, es decir, explicarles mi versión de los hechos, las coacciones que estaban ejerciendo el vecino y su padre y, posteriormente, la abogada de estos y la amenaza de muerte del tractor, la situación se queda en que debo aportar el permiso de vallado. Lógico. Pero ¿cuántas veces tuve que aportar ese documento que estaba meridianamente claro? Pues solamente tres. 

Y es que, ante las mentiras dichas por el vecino y su padre (por ejemplo, que tenían una orden judicial que impedía mi vallado, documento que no llegó en toda la mañana porque no existía ni existe) y otras similares, en realidad los guardias civiles no protegieron ni a los trabajadores que allí se encontraban.  En varias ocasiones, intervinieron oralmente dando a entender que era el vecino el que llevaba razón y que si yo proseguía en mi tarea de vallar mi finca el vecino me denunciaría. Yo les explicaba que yo estaba en mi derecho y que sólo un juez podía paralizar mi obra porque era legal y estaba todo en regla.

Llegó un momento en el que uno de los guardias civiles me dijo que "encima de que yo quería vallar a unos dos metros de mis almendros, además, quería vallar al fondo" a lo que tuve que decirle que se estaba equivocando, que yo le había mostrado mi permiso de vallado, que la fotografía aérea que le estaban mostrando no era precisamente la más apropiada y que yo le podía mostrar toda la serie histórica dónde se veía claramente por dónde discurre, claramente, la linde. Fui explicándoles los pormenores de este conflicto, que se remonta ya a más de cinco años. Durante un rato nos dejaron trabajar, hasta que el vecino contactó telefónicamente con su abogada y le pasó el teléfono al guardia civil. Ahora, nuevas falsedades venían a enturbiar más la situación. Se las aclaré incluso documentalmente pero su actitud no fue nada clara ni optaron, en ningún momento, por proteger mi derecho a vallar ni a expulsar a estas dos personas de mi finca, que continuamente interpelaban a los trabajadores. 

Y ya el máximo de ineficacia lo viví cuando llegó la abogada y siguió mintiendo abiertamente. Le pedí  que no se dirigiera a mí varias veces, educadamente, que abandonara mi finca y que no hablara con los trabajadores, ya que les estaba amenazando con consecuencias legales. Ella, muy puesta en leyes y derechos, dijo que tenía libertad de expresión. La Guardia Civil no se quería enterar de lo que estaba ocurriendo y, ante la petición, o exigencia, de una abogada que no llegó ni a identificarse, me volvieron a pedir el permiso...¡por tercera vez!

De nada servía el papel, un documento oficial en regla,  ya que la palabra de esta persona valía más. Falsedades burdas eran tomadas en serio frente a mis aclaraciones y mis peticiones de que se respetaran mis derechos. 

Los trabajadores decidieron dejar de trabajar ante las amenazas y coacciones. La abogada, delante de los guardias civiles, llegó a decirles que no se trataba sólo de multas sino de consecuencias penales lo que conseguirían si seguían trabajando. Ante mis encarecidas peticiones a los trabajadores para que siguieran trabajando, a los guardias civiles para que no permitieran semejante acto de coacciones y amenazas y echaran de mi finca a estas tres personas que estaban impidiendo que yo realizara un trabajo legal en mi propiedad y a la mencionada letrada para que saliera de mi finca, no se dirigiera ni a mí ni a mis trabajadores, la obra, legal, se paralizó.

Los guardias civiles tomaron nuestros datos y se fueron. Se fueron mis trabajadores y el vecino tapó los agujeros realizados por los trabajadores al cabo de un rato. 

Ha pasado casi un mes. Mi finca sigue sin vallar. Yo he denunciado los hechos. Tuve que pagar un trabajo que no me ha servido de nada. Los guardias civiles no cumplieron con su obligación y, desde el primer momento, se posicionaron con el agresor. En realidad colaboraron en la farsa y en la comisión del delito. Una de las veces que subíamos andando hacia mi coche uno de los guardias y yo, para volverle a mostrar el permiso de vallado, como le expresé mi malestar por lo que estaba ocurriendo ya que en realidad era una estrategia de la abogada para quedarse a solas con los trabajadores, me dijo que si me negaba a enseñarle los papeles entonces el que iba a mover papeles, y muchos, sería él. Le dije que le mostraría por tercera vez el permiso pero que, si tenía que denunciar, denunciara.

Por cierto, le expliqué que de los doscientos veinte metros que el ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos me había autorizado a vallar, en realidad yo quería vallar doscientos o menos, ya que me retranqueaba para no tener problemas. Igualmente les mostré varias fotografías aéreas en las que se veía perfectamente como en todo momento yo estaba dentro de mi finca. Igualmente les expliqué cómo su argumento de una sentencia que prohibía el vallado era otra mentira. La sentencia lo que dice es que no procedía el deslinde porque las dos fincas están bien deslindadas.

Y en cuanto a que mi permiso de vallado era falso o que yo no lo tenía...lo comprobaron tres veces. De manera que no puedo por menos que dejar constancia de lo que ocurrió, de la mala actuación de los dos guardias civiles y de cómo vieron cómo se cometían coacciones y amenazas a mis trabajadores hasta que consiguieron su objetivo. 

Así las cosas, desde el respeto absoluto a la Justicia, a la Guardia Civil y a la Constitución Española no puedo por menos que quejarme amarga y abiertamente. ¿Dónde está la igualdad de todos los españoles ante la ley? ¿Dónde quedaron mis derechos? ¿Para qué sirve la legalidad si ante las mentiras de dos personas y la de una abogada dos guardias civiles de dejan engañar?

En fin, penosa, lamentable e ineficaz e injusta intervención de dos guardias civiles en Villarrubia de los Ojos...¡Y ya van tres veces!


Estado en el que quedó la finca tras el arado profundo, que provocó los primeros contactos, quejas, peticiones de respeto a la propiedad, acto de conciliación y denuncia por usurpación. El vecino, en el juicio, alegó que había un problema de lindes. Cuando se interpuso nueva denuncia para llevar a cabo el deslinde, el vecino se opuso a todo y negó que hubiera un problema de lindes. Afirmaba y afirma que yo me quiero quedar con todo.





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