miércoles, 12 de enero de 2022

A propósito de las polémicas partidistas contra el ministro Garzón por las macrogranjas y/o ganadería intensiva.

 Hace unos días saltó la noticia. El ministro Garzón, de IU, había hecho unas declaraciones sobre el excesivo consumo de carne de vacuno en España y los problemas del modelo que se está generalizando de ganadería industrial y macrogranjas. Por si fuera poco, esas afirmaciones las hizo a un periódico extranjero, "The Guardian". La polémica estaba servida para todos los partidos políticos españoles, salvo para Unidas Podemos-IU, parece ser. Sorprenden tantas cosas con este tipo de polémicas que no sabemos por dónde empezar. Veamos. 

El argumento de que la ropa sucia se lava en casa es totalmente falaz. Lo que en realidad quieren esas personas que ahora hablan de un tema tan importante es que no se hable, ni en casa ni fuera de ella. Es decir, quieren que los trapos sucios sigan estando sucios, para no enfadar a nadie.

Parece muy extraño que partidos tan distantes, al menos en teoría, como VOX, Partido Popular, Ciudadanos y PSOE, estén tan de acuerdo en algo. Tan extraño es que no es creíble y se convierte en más que sospechoso. ¿Vox dándole la razón al PSOE?¿El PSOE dándole la razón a Vox? No hace falta contestar.

Pero lo preocupante es la falta de seriedad, la ausencia total de rigor discursivo. Lo que dijo el ministro Garzón está en perfecta consonancia con el conocimiento científico-técnico actual. Y lo que se está haciendo es generar una burda y tosca mentira cargada de intereses ocultos, cada cual, en un supuesto beneficio propio. No sabemos hasta dónde llega el desconocimiento -en realidad analfabetismo buscado, deseado y cultivado- de estos partidos que dicen defender el bien público y hasta qué punto se trata de estrategia espuria y deleznable. Para unos, atacar a este partido o coalición le viene saliendo bien. Para otros, las elecciones de determinado territorio se vislumbran como escenario complicado. Atacar a los que están en el poder siempre, por desgracia, se ha considerado como obligatorio, sin pararse a discernir si puede llevar razón un ministro, el único, díscolo.

Así las cosas, a fuerza de repetir las mentiras la inmensa mayoría de gente termina por tragarse el pegote. De vez en cuando sale un ganadero atacando al ministro y, finalmente, acaba por darle la razón. Ni una sola vez he visto o escuchado a los tan socorridos "expertos" mediar en esta trifulca anti-bien público que estamos padeciendo. ¿Los científicos no tienen nada que decir?¿Los responsables de determinadas instituciones no nos van a hablar de los graves problemas que está generando la ganadería intensiva? También es sospechosa esta forma de enfocar la información. Ministros y portavoces atacan al único que ha dicho la verdad.

Para mí lo más sorprendente y llamativo ha sido el sapo que se ha tragado el presidente de Castilla-La Mancha. Aquí Emiliano García Page saca adelante una moratoria contra estas prácticas ganaderas intensivistas y sin embargo critica, sin rubor, al ministro Garzón. Pero, ¿y el caso del PP de Ciudad Real y Castilla-La Mancha no se sitúa en la misma esfera? En Daimiel -ayuntamiento gobernado por el Partido Popular-se modifica el Plan de Ordenación Municipal para impedir la instalación de una macro-granja y, sin embargo, se mantiene la beligerancia hacia lo expresado por el ministro de Consumo a nivel nacional.

Mientras, asociaciones ecologistas, incluso de ámbito internacional como Greenpeace, y plataformas de rango municipal, comarcal, provincial o regional, siguen recogiendo firmas y divulgando sus datos sobre este tema, sujeto hoy a la pena máxima del telediario.

Se llenan páginas enteras de declaraciones huecas sobre la "España vaciada", expresión poco afortunada, y se mira para otro lado frente a lo que está ocurriendo. Cada vez menos ganaderos y ganaderas pueden hacer frente a la competencia de estas empresas que tanto destruyen y que tan magistralmente manejan los mercados, los precios y a los políticos y opinión pública. 

Hoy, cuando consumimos más carne que nunca, no sabemos de dónde proceden esos filetes ni si son intensivistas o extensivos. Compramos huevos de gallinas de corral, o criadas en semi-libertad, o alimentadas con no se qué producto natural...pero desconocemos si las chuletas de cerdo vienen de un complejo en el que hay decenas de miles de animales hacinados o de una pequeña explotación.

Pero al ministro Garzón hay que darle caña, sea lo que sea lo que diga. Y el presidente del gobierno, con su buen verbo, y guardia pretoriana con tropel de fontaneros, que siga faltando a la verdad y echando balones fuera...Pero, eso sí, siempre pensando en la mayoría de españolas y españoles, en la España vaciada, en la Democracia, el Progreso, el Bienestar de todas y cada una de las personas...del Medio Ambiente y de otras diez o doce palabrejas mágicas de su cotidiano conjuro...







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