miércoles, 26 de enero de 2022

Insultejos cotidianos que en nada mejoran la comunicación.

 Hace ya mucho tiempo desde que he venido prestando atención a las condiciones que favorecen una buena comunicación entre las personas. Además de haber observado las dificultades -también algunas  facilidades-que encontramos me he dado cuenta de algunos errores que solemos cometer algunas personas en nuestro día a día.

Como he dicho soy de los que piensa que la comunicación humana no es fácil aunque en muchas ocasiones sí nos lo puede parecer. Es muy cierto que hay personas que parecen tener una especie de don o facilidad innata, o adquirida, para conseguir esa trasmisión de información y sentimientos, pero son los menos.

Cuando hablo de las dificultades (y lo escribo en plural adrede) no me refiero a las facetas más prácticas y cotidianas, aunque también podríamos incidir en ellas. Estudiamos en diferentes cursos de nuestra formación académica que hay cinco funciones del lenguaje: 

representativa

expresiva

fática o de contacto 

apelativa o conativa

metalingüística

poética

Me pregunto con qué función se corresponden los insultos, que he dado en llamar "insultejos". Y llamo así a esas expresiones que, pasando por cariñosas o por simples bromas, no dejan de ser insultos, palabras o expresiones mal sonantes. 

En realidad ese proceder nos hace visibles sentimientos e intenciones no reveladas expresamente. A veces hay simples hábitos muy poco afortunados, otras, simples devoluciones de lo que se recibe, formas de defenderse o ataques de distinta intensidad e intencionalidad. 

Descalificaciones así se hacen patentes porque esas "formas" no se usan siempre ni con todas las personas, ni en todos los ambientes, ni en todos los contextos. Pueden revelar mucho más de lo que supuestamente esconden. De tal manera que algunos insultejos hunden sus raíces en complejos, en rencillas o venganzas, en envidia, en odio (en diferentes grados), en lo que algunas personas llaman "tapón emocional" y también, a mi modesto entender, en una forma de reafirmación y de aposematismo* lingüístico.

Por poner sólo unos ejemplos, tenemos "tonto" (y todo un largo listado de variantes referidos también a la supuesta capacidad mental), "cabezón" y sus sinónimos, y tantos otros, más o menos fuertes, como el relativo al señor Gil y sus hijas; el relativo al macho de la cabra, en todas sus dimensiones; el que habla de las madres o esos otros que recurren al participio del verbo más utilizado para referirnos al acto sexual. 

Hay palabras compuestas como las que incluyen partes del cuerpo, generalmente diferenciadoras del sexo masculino o femenino, con verbos como tocar, lamer, chupar o incluso soplar....en aumentativo o diminutivo. ¡Qué decir de la llamada profesión más antigua del mundo! ¿Y todo lo referente a los extranjeros? ¿Y los insultos que vemos a diario en pintadas contra determinadas profesiones? Estoy pensando en un acrónimo en inglés que denigra a los policías y que parece haberse normalizado en muchas ciudades españolas. En fin, el listado es largo y la corrección, prácticamente siempre, nula.

Debemos reflexionar, examinar nuestras formas de comunicación y mejorarlas en todo lo que podamos para conseguir una mejor convivencia. Si no, entre otros, corremos el riesgo de ser calificadas de personas "tóxicas", con todo lo que puede suponer.

Es mejor pensar en la raíz de ese proceder y ponerle una situación. Un lápiz y un papel pueden ayudar. Simplemente con analizarlo mentalmente ya estamos dando pasasos muy importantes para remediarlos. Se puede leer o hablar con personas de confianza y, por supuesto, recurrir a profesionales.

Lo cierto es que no resulta nada agradable tenerse que poner a la defensiva, o a la atacativa,o echar en cara, o ponerse al mismo nivel, o ir con miedo, o ir limitando al máximo nuestros contactos con las personas que utilizan esas expresiones incorrectas y humillantes.

Afortunadamente, somos muchas las personas que pensamos y decimos también mensajes positivos, como esas pintadas que expresan estados de ánimo. ¡Quedémonos con lo positivo!

Lo dicho, ¡quedémonos con lopositivo!. Aunque se podría decir de otra manera, sin pintar en paredes ajenas, por ejemplo. Ciudad Real.


Malagón. Pintadas contestadas de lo más fuertes.
Hay quiéns dicen saber cómo es la vida del resto. Ciudad Real.
¿Será cierto que somos lo que vemos? Desde luego modelos negativos se ven muchos también en televisión. Ciudad Real.
Ciudad Real. Obsérvese como ademásde ese mensaje de felicidad, que ha sido contestado, hay otro borrado y uno más en el que algún avezado "escritor" habla del tamaño de la cabeza de otra persona.
Ciudad Real.
Ciudad Real.
Malagón.
Para decir que se quiere una calle no hace falta decir esa palabra. Villarrubia de los Ojos.




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