El pasado lunes, 2 de diciembre de 2024, estuve visitando con un grupos de amigos el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Es una verdadera pena ver la situación en la que se encuentra. Como se rellena ese pequeño estanque de las pasarelas para que al menos algunas aves puedan vivir y refugiarse y los visitantes podamos disfrutar de tan idílico paisaje se puede salir de allí con una idea totalmente equivocada. Y es que se trata de una situación catastrófica, sí, verdaderamente catastrófica. Desconozco el dato exacto de hectáreas encharcadas pero debe rondar las sesenta o setenta (62 hectáreas a primeros del pasado noviembre, un 3´58%).
Les decía a las personas que me acompañaban que era como si en unos grandes almacenes tuvieran un escaparate precioso, lujosamente decorado, con algunos de los productos más llamativos y, dentro, todo estuviera completamente vacío. Eso es ahora el Parque Nacional, que bien merecería recibir alguna otra denominación más real, como la de "Desastre Nacional" o "Paisaje totalmente destruido" o algo similar. Tenemos que ser capaces de llamar a las cosas por su nombre, siguiendo la sabiduría popular. "Al pan pan y al vino vino", habría que decir.
Pero aquí es mucho más fácil mirar para otro lado y guardar silencio ante la extracción de aguas subterráneas por encima de la disponibilidad razonable para que nuestros ríos y humedales puedan seguir siendo llamados así, ríos, tablas, tablazos, Ojos... Parece como si además molestara que se dijera la verdad. ¿Se publica un anuario sobre el sector agroalimentario por parte de la Diputación Provincial y no se dedica ni una página, de las más de cien disponibles, a este tema? Después nuestros políticos hablan y hablan y utilizan imágenes bellísimas como elementos decorativos más de ese escaparate que oculta la realidad.
La Nueva Ética del Agua no ha llegado a Castilla-La Mancha. Mientras tanto, sigue el ensayo teatral de la nueva representación denominada "Marco de Acción Prioritaria". Ya sabemos que desde la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha no van en serio porque la presión de los regantes y sus tractoracos pesan más que el artículo 45 de la Constitución Española. Pensándolo fríamente quizás las instituciones necesiten urgentemente reforzar las fuerzas y cuerpos de seguridad, incluyendo la adquisición de tanquetas y tanques, para hacer frente a tanto "caballo vapor", por no decirlo en inglés.
¡Tenemos derecho a tener ríos! Si esto es "aquelarre climático" y otras lindezas lingüísticas, pues vale, amén... Pero el regadío sigue aumentando y se siguen generando productos excedentarios.
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