Hoy, 1 de noviembre de 2024, día de Todos los Santos, me he encontrado una culebra viperina, de nombre científico "Natrix maura" en mitad de un camino, entre olivares, en Piedrabuena, Ciudad Real, España.
Primero me ha llamado la atención por lo avanzado del otoño, pero cierto es que lucía un sol precioso y había una temperatura muy agradable por lo que el animal casi seguro estaba soleándose. Por todas partes se veían avispas alemanas (Vespula germanica), abejas (Apis mellifera), mariposas y algún que otro saltamontes de alas azules (Oedipoda caerulescens). Se escuchaban, muy altas, las grullas comunes (Grus grus) y las abubillas (Upupa epops) se estaban aplicando bien en el suelo y en una rama seca de un arzollo o almendro silvestre (Prunus webbii).
¿De dónde provenía esta culebra? Pienso que su hábitat es una antigua laguna cercana, Navarredonda, -de origen volcánico, por cierto-que se encuentra cultivada desde hace años pero, en los períodos de lluvia, todavía se generan charcones suficientes para que críen diferentes anfibios.
Lo cierto es que la culebra viperina, de alguna manera, imita el diseño dorsal de las víboras, con ese dibujo en zig zag. Además, cuando detecta la presencia humana se hincha, aparentando más grosor, bufa un poco y aplasta la cabeza sobre el suelo, con una forma triangular. A este fenómeno se le llama aposematismo. Es una culebra totalmente inofensiva para los seres humanos puesto que su aparato dentario es aglifo, es decir, todos sus dientes son iguales y no tiene dientes o colmillos ni acanalados, como la culebra bastarda -opistoglifos- o huecos con un músculo inyector, como las mencionadas víboras -selenoglifos.
Este parecido supone que algunas personas las confundan y las maten. Una pena, porque desempeñan su papel en la Naturaleza, son preciosas y su conducta natural es huir.
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